Los eventos más extraños pueden ser usados por Dios.
Angie, es una hermosa gata. Pertenece a Doña Marta, que
vive enfrente de los Pastores Zara en la ciudad de Henderson, Argentina. Tomé esta foto desde una distancia de 20 metros.
El Pastor y Pastora Zara son bien conocidos y amados
por todos en esta pequeña ciudad.
Su hermosa iglesia fue fundada temprano en el siglo pasado
y se dice que fue la segunda iglesia fundada de la Unión de las Asambleas de Dios en toda la Argentina. El
domingo pasado estaba repleta con alrededor de 500 personas, y es obvio que ha hecho
un gran impacto en la ciudad.
Aquí están los hermanos Zara con su hija, Quity. La hermana Zara es una
excelente cocinera. Esta tarde me invitaron a almorzar y disfruté una
excelente cena casera.
En la mesa la conversación giró alrededor de una acontecimiento que comenzó hace cuatro días atrás. La gata de la vecina, Marta,
llamada Angie, quedó atrapada en un árbol del patio de los pastores Zara, a
unos 13 metros de altura.
La pobre Marta había llamado a Angie ya por cuatro días, pero la asustada gatita no quería bajarse del árbol. Marta aún había salido de noche y a la madrugada para llamarla sin resultados. Ya la gatita debía estar sufriendo de hambre y sed.
La pobre Marta había llamado a Angie ya por cuatro días, pero la asustada gatita no quería bajarse del árbol. Marta aún había salido de noche y a la madrugada para llamarla sin resultados. Ya la gatita debía estar sufriendo de hambre y sed.
Los hermanos Zara me explicaron que nunca habían logrado una altura de comunicación como amigos con Marta. Yo les animé que sigan intentando pues dije: "Martha, también, igual como nosotros, necesita al Señor." Y hasta oré al Señor Jesús por Marta pidiendo que Dios abriera las puertas.
Luego, en un arranque típico de Rafael, decidí meterme en un
asunto que no me correspondía. Estábamos aún almorzando. Primero pedí que Pastor Zara encerrara a sus tres perros, porque aparentamente uno de ellos era el responsable de que Angie se encaramara al árbol. Luego con
el permiso del pastor, fui a golpear a la puerta de la vecina Marta. Y le dije que los perros estaban encerrados y que si ella llamaba a la gatita,
quizá ahora ella respondería a su llamado y se bajaría del árbol. Ella vino y
llamó a Angie. Pero por lo visto ella estaba aún aterrada y no hacía caso para
bajarse.
Alguien llamó a los bomberos voluntarios que respondieron
con tres bomberos. La foto muestra la casa de Marta atrás del camión. Esta es una ciudad en la cual no hay edificios altos, por lo tanto los bomberos no tenían disponible una escalera tan alta como para alcanzar a Angie. Ya iban juntándose varios vecinos. Uno de los bomberos subió al árbol, quitando con un serrucho ramas secas, pero haga como haga no hubo forma de alcanzar a Angie.
Martha estaba asustada de que su amada gatita se cayera
del árbol. Ella me contó la historia de la gata de una amiga que se cayó
de un árbol cuando los bomberos trataron de bajarla rociándola con agua y la
gata cayó y murió.
Ahora, mientras todo esto estaba ocurriendo, un bombero en el árbol, ramas secas cayendo y estrellando contra la tierra, el pobre gato en el extremo de las ramitas chiquitas bamboleando de un lado a otro en la brisa... pude observar lo que yo creo era Dios obrando en secreto. El Señor quiso sanar toda separación entre Marta y los pastores. La pared se estaba desmoronando. El Espíritu Santo estaba obrando. Pues por esta situación los pastores Zara junto con su hija, Quity estaban conversando juntos amablemente... y dentro de mi corazón pedía al Señor que todas las paredes se caigan para siempre.
Finalmente Quity llamó de la compañía de electricidad y aparecieron con un camión con una elevadora de 15 metros de alcance. Pero ya cuando uno de los bomberos alcanzaba
a Angie, ella saltó lejos para subir otra rama. Después de mover el
camión al lado de otro vecino... ya uno de los bomberos estaba por alcanzar a Angie de nuevo. Pero ella volvió a saltar y esta vez cayó al suelo, como caen los gatos sobre sus cuatro patas... justo a mis pies, y salió corriendo a toda velocidad con Marta corriendo detrás de ella llamándole. Yo estaba observando mientras corrían una cuadra más allá. De repente apareció un perro negro bien grande en persecución de Angie. ¡Oh! ¡Ya eran dos perros! Angie se refugió en el patio de un vecino, pero el primer
perro grande la agarró en sus poderosa mandíbola y salió corriendo. Pero ¡Qué es eso! La llevó a la calle y sin herirla, la depositó casi a los pies de Marta. Ella la recogió en sus
brazos y se la llevó a su casa.
Todos nos dimos cuenta que sin la intervención de ese perro negro, quizá ese hubiera sido el fin de Angie. Pues en la Argentina hay muchos perros vagabundos por las ciudades, y un gato que no tiene un árbol para encaramarse, no tiene esperanza ninguna.
Todos nos dimos cuenta que sin la intervención de ese perro negro, quizá ese hubiera sido el fin de Angie. Pues en la Argentina hay muchos perros vagabundos por las ciudades, y un gato que no tiene un árbol para encaramarse, no tiene esperanza ninguna.
¿Cuántos perros conoce usted que capturarían un gato y lo
depositarían al pie de su amo? Hoy
Angie descansa feliz después de comer y tomar su leche.
Soy lo suficientemente ingenuo para creer que Dios
usó este incidente de Angie, el árbol y el perro para romper toda barrera de
comunicación para que la vecina Marta pueda llegar a ser amiga con los Zara y así tener un maravilloso encuentro con Jesuscristo que le ama tanto que dió su vida por ella... y por mí. Si estás de acuerdo conmigo, pido que juntes conmigo para pedir que la bendición, el amor y la salvación llegue en abundancia a la casa de Marta.
¿Puedes divisar el auto que se aproxima con las luces lejos en la distancia? Ahí es
donde pude ver al perro negro que finalmente salvó a Angie.
Algunas tardes buenas terminan con una hermosa puesta de sol. Por lo menos así terminó esta.
Rafael.