Wednesday, April 11, 2012

Me Llamó por Mi Nombre

Tengo un hermano de 91 años de edad... que aparentemente está muriendo en Seattle en estos momentos. No puedo ir a verlo, la distancia es demasiado grande.  Su esposa y extensa familia, (incluso mi hijo, Miguel, con su esposa Mary y mi hijo, Timoteo, con su esposa Cheryl y mis nietos, Michelle y Evan) se reunen para verle partir hacia su hogar en gloria.  Debo confesar que me duele, en parte porque extraño tanto a Frances, y en parte porque no puedo estar con mi hermano y mi familia para este evento glorioso.

En momentos así estoy tan agradecido por la resurrección de Cristo y por la esperanza del cielo.
Ayer a la mañana dí un breve devocional a un pequeño grupo de maestras en la Escuela Cristiana de Martínez, donde estoy parando por ahora.  Tomé una sola palabra maravillosa del texto de Juan 20.  Maria Magdalena estaba llorando al frente de la tumba, confusa y quebrantada.  No solamente habían matado a Aquel que le había sacado del pozo profundo, lleno de demonios, sino que ahora aparentamente habían robado su cuerpo muerto de la tumba!
Luego vino esa palabra que torno su noche en luz, su desesperación en gozo y el horrible silencio de muerte en música celestial..."María!".  Tornándose ella, exclamo: "Raboni!"
Ese es mi Cristo resucitado! Es el Buen Pastor que llama a sus ovejas por nombre.  (Juan 10:3)

Hace unos años atras, cuando estaba en una "Escuela de Misiones" en Springfield, tuve una maravillosa experiencia personal con Jesús.  Me llamó por mi nombre!  Estaba solo.  Frances llegaría dentro de unos dos días.  Después de un poderoso servicio en la capilla, decidí pasar por alto el almuezo, y regresar a mi cuarto. Estaba de rodillas junto a mi cama, cuando de repente una luz mas brillante que la del mediodía inundó mi cuarto.  No abrí mis ojos - pero la luz penetró a través de mis párpados cerrados.  Sentí cuando Jesús entró en mi cuarto por la ventana.  Se sentó junto a mi en la cama y comenzó a hablarme.  Yo le contesté y muy pronto estuvimos envueltos en una conversación íntima.  Solo Jesús y yo!  No soy un místico.  Normalmente no oigo voces, ni veo visiones, pero allí estaba yo... teniendo una conversación con Jesús.  ¡Era maravilloso!  ¡Una experiencia única en la vida!  Tenía conmigo una libreta y anoté algunas cosas profundas que EL me estaba diciendo.

Luego sucedió. Le oí decir: "Ralph, yo te amo!"  Yo estaba tan conmovido que no sabía como responder.  Le dije: "Gracias, Jesús. ¡Muchas gracias!"  Luego vinieron de su boca estas palabras: "El amor no se puede responder con 'gracias'.  El amor solo se puede responder con amor".  Yo entonces, explotando en lágrimas, clamé:  "Oh, Señor Jesús, Yo sí te amo. ¡Te amo, te amo!"

Unos toques en la puerta interrumpieron mi conversación.  Era mi buen amigo, Bruce Manning, misionero en Chile:  Me dijo, "Hombre, ¿cómo que no viniste al almuerzo? ¿Estas bien?"  Le dije que había estado orando.  El dijo: "Vamos a la clase".  Yo repliqué: "Aún no.  La clase no comienza hasta las 2:30."  Bruce me dijo: "Ya son las 2:30".  "¡De ninguna manera!", le contesté.  Miré mi reloj y no pude creerlo. Creí que había estado en conversación con Jesús unos 20 minutos a lo sumo, pero habían pasado más de dos horas!"

Más tarde me dí cuenta de lo que Jesus me estaba diciendo.  Imagínese dos amantes abrazados. Ella le mira en los ojos y le dice estas maravillosas palabras: "Yo te amo!"  Luego él responde: "Muchas gracias". ¡No!  ¡Nunca!  Su respuesta debe ser: "Yo también te amo, oh, ¡cuánto te amo!"

Jesus lo dijo y nunca lo olvidaré.  "La única respuesta para el amor, es el amor!"

Las maestras de la escuela estaban secando sus lágrimas en sus mejillas.  Sus estudiantes uniformados esperaban en el pasillo.  Mientras una de las maestras salía, escuché a un niño preguntarle: "¿Por qué lloras?". No escuché la respuesta, pero sospecho que alguien escuchó que Jesús le llamaba por su nombre como hizo en el huerto frente la tumba vacía: "María".

Rafael.