Era el viernes 8 de marzo, mi segundo día en la Argentina para este viaje. Había sido invitado a varias de las nuevas iglesias que la Catedral de la Fe está
iniciando. Esta vez entra mis hermanos gitanos.
¡Fue una experiencia encantara! Estaban inau-gurando su nuevo
local alquilado con un servicio de Santa Cena. Los gitanos muchas veces
asisten a nuestros servicios regulares, pero seguramente se sienten más
cómodos entre su propia cultura e idioma. Todos hablan el
castellano, pero además hablan su propio idioma y a veces yo no pude entender todo lo qué decían. Me parecía que se combinaban los idiomas.
Adoraron con toda libertad. Los hombres se
sentaron de un lado y las mujeres del otro lado de la congregación.
Como de costumbre le dí mi cámara a alguien para tomar fotos de lo que sea. He aquí una hermosa madre joven con su bebé.
Más tarde, en el servicio en el altar, Dios tocó a un
hermano que estaba con su rostro pegado al suelo derramando copiosas
lágrimas. Su esposa estaba a su lado, y finalmente le ayudó a levantarse.
¡Hermosas almas! ¡Muy emocionales! ¡Muy expresivos!
¡Hermosas almas! ¡Muy emocionales! ¡Muy expresivos!
Después del culto ellos insistieron que fuera con ellos a la
casa de su pastor, Néstor Pappadolulos, para una comida. Ya era como la
medianoche. Se ve al pastor sentado a mi lado, con su brazo en mi hombro,
junto a su bonita rubia esposa.
Todos me colmaron de amor y aprecio.
Rafael