Confieso que llegué exhausto a Buenos Aires... el jueves 7 en vez del miércoles 6, exhausto pues no puedo dormir en el avión.
Mi taxi, que lo manejaba un hermano de la Iglesia de Martínez, ya me estaba esperando en el aeropuerto. Él se apresuró de llevarme al Castillo. Ya eran las 13:30 hs cuando llegamos allí, y estos maravillosos jóvenes del Castillo habían lavado mi auto y me prepararon un festín para recibirme. Lamento que no tomé una foto. Estos jóvenes son verdaderos siervos de Dios, cada uno de ellos poderosos en sus diversos ministerios.
Por fin estaba en tierra firme, con mi auto, sin embargo me enfrentaba con un problema. El departamento de la iglesia de Martínez estaba ocupado, como así también los otros dos lugares en los que suelo quedarme. Así que tuve que empezar a buscar un lugar donde vivir por unos días. Finalmente fui a dar a un hotel donde estuve anteriormente. Les quedaba un solo cuarto... un departamento grande... y solamente disponible por 5 noches. Apenas me quedaba minutos para una ducha y afeitarme, dormir exactamente 45 minutos y salir para la Catedral de la Fe. El papá del Pastor Osvaldo Carnival, de 92 años estaba en el hospital y el me había pedido que me hiciera cargo de su "reunión de líderes". Estos son los líderes de sus muchos grupos de células e iglesias "hijas." ¡Mírelos! Ellos no sabían que yo venía, pero había entre 1.800 a 2.000 personas presentes....(caben 2.300 en el edificio).
Cuando luego me senté en los escalones de la plataforma para orar con los niños, toda la turba se me lanzó encima y me ahogaron con su amor, se colgaron por todos mis lados, hasta que no me pude mover, y vinieron corriendo los ujieres para rescatarme. Me sacaron los niños de encima para que pudiera orar por ellos y mandarlos de vuelta a sus clases. Por la foto se nota que los niños ya no se estaban concentrando sobre la oración... pues acaban de haberlos sacado encima mío... pero yo los bendije de todas maneras.
Al final del servicio hice un llamado a la oración. Muchos pasaron al frente y permanecieron casi una hora más después del servicio. Varios me dijeron que Dios usó el mensaje para hablarles profundamente.
Los ministros a cargo del servicio me invitaron a cenar, pero ya era como la medianoche, y yo estaba más en necesidad de dormir que de comer, por lo tanto pasé por alto la invitación, y al llegar al hotel caí en la cama.
Al día siguiente, viernes, iba a predicar en la Nueva Catedral de la Fe de los Gitanos. Ellos inauguran su nuevo local rentado para esa noche. Espero que puedan ver las fotos en mi próximo blog.
¡Dios les bendiga!
Rafael.