¡Verdad! ¡EL vive! Tuve un fin de semana de la Pascua magnífico.
Sabado de noche: Ministré en Sierra Grande, una ciudad minero que al cerrar la mina años atrás parecía destinado a morir. Hoy está resucitando y la iglesia crece con la ciudad. Pastor Jorge Coba era alumno mío en el IBRP hace muchos años.
Esta hemana necesitaba un "abrazo de oración" y se la entregue del corazón.
Me acosté a la 1 de la madrugada después del sábado, pero estaba tan emocionado que no podía dormirme hasta las 2:30. Puse mi despertador para las 5:10.... me levanté de un salto
y no hice mi gimnasia de costumbre, me dí una ducha y me vestí y salí
disparando a las 6:00 hacia el sur para Puerto Madryn a 130 kms. Cuando salí estaba totalmente oscuro
aún. Pude presenciar una hermosísima salida del sol sobre el Atlántico en un
despliegue de colores que solo Dios puede hacer, todos los colores de la
Pascua. Llegué a las 7:20, justo a tiempo para instalar mis
instrumentos en la enorme super-templo que el hermano Horacio Balbi ha
completado recientemente. Estoy hablando de GRANDE! Usted podría
estacionar un avión Boeing 747 en ese recinto. Ministré en el servicio de mañana a las 8:30 horas, a mayormente personas de edad pero también había
familias jóvenes.
Oraron por un matrimonio que sale para ministrar a casi dos mil kilometros a indigenas del "Impenetrable."
Dicen que la iglesia se llena para los servicios de la noche, y yo les creo. Después almorcé temprano con los Balbi. ¡Qué
hermanos tan amorosos!
Seguí viaje para Gaimán, otros 140 kms al Instituto Bíblico
Patagónico en donde estoy parando dos días.
Tomé una breve siesta y manejé luego otros
40 minutos hasta Trelew a la iglesia de los Saucedo para un culto infantil a las 18 hs... 120 de
ellos, llenos de entusiasmo para ver a Felipe.
Sobreviví esa
excitación, y ya estuve listo para el servicio para los adultos a
las 19:30 y ahora acabo de llegar de vuelta a mi cuarto en el Instituto
Bíblico. Tomé un té entre los dos servicios, pero no llegué a cenar, lo
cual prefiero pues la comida tarde no me cae bien.
Realmente estos dos pastores y sus familias son como familia para
mi. He conocido a Horacio y Julia Balbi desde que llegamos a
Buenos Aires en 1965, antes de que ellos se casaran. Ahora ya tienen 7
nietos! También los pastores Ramón y Blanca Saucedo los conozco desde
1965. Ellos tuvieron tres hijas muy hermosas, todas ellas casadas y
esposas de pastores. ¡Todos me miman por demás!
He celebrado la resurrección de Jesús al predicar tres lugares para adultos y una vez
a 120 niños. Toda esta gente me muestra su amor con toda su alma. Se
aglomeran a mi alrededor en cada servicio y esperan su turno para abrazarme y
besarme en ambas mejillas. Algunos llorando de emoción tanto hombres como
mujeres, me estrujan hasta quitarme el aliento, y me expresan su amor y
aprecio. Esta mañana una señorita que estuvo esperando su turno por
largo tiempo, ahora era la última que quedaba. Grandes lagrimones
le llenaban sus ojos. Me dio un gran abrazo y sollozaba intensamente y no
me dejaba ir. No sé qué le pasaría, pero me basta saber que Dios la ha
tocado a ella y a muchos otros.
Espero que no me he convertido en un adicto a todas las atenciones y honores
que me han brindado. A veces me da vergüenza de las presentaciones
que estos pastores me hacen. Sin embargo no siento que es la misma
adoración que le dan a un héroe o a un artista o deportista. Hay algo
mucho más profundo en el corazón de estos argentinos. Muchos de ellos han
pasado muchas horas bajo mi ministerio en el pasado y algunos cuentan con profundas experiencias del pasado en esos momentos.
Rafael