El Centro Cristiano de la Capital, Sacramento, con el pastor
Rick Cole, tiene una maravillosa escuela cristiana. Una vez
por año la directora me invita a hablarles. ¡Me encanta! El jueves pasado me
tocó otra vez.
Los 400 niños desde jardín infantil hasta el 5
grado, estaban entusiasmados como de costumbre. Lamento que me olvidé de tomar fotos de este impresionante grupo
que llenó por completo el recinto de actividades. Sin embargo un maestro tomó unas cuantas fotos, pero solo de mí.
Sabía que tenía solamente unos 30 minutos para la parte que
me correspondía en la capilla, y con la parte de Perfume y Felipe haciendo su
canto, todo lo que me quedaban eran unos 18 minutos.
En esta foto, Felipe, como siempre, se resiste de entrar en su
valija.
Realmente deseaba pintar un cuadro, y predicar sobre el
cuadro, pero me lleva como unos 15 minutos para pintar el cuadro, por lo tanto
lo pinté la noche anterior, y no lo terminé, para poder hacerlo mientras
predicaba. Sólo me faltaban agregar las tres cruces y la gente alrededor
en la colina del Gólgota.
Todo esto solamente me llevó unos dos minutos y luego conté la historia que escuché del hermano Richard Exley hace tiempo. Es posible que
ahora esté en uno de los muchos libros que él ha escrito. Se trata de una niñita
de unos cuatro años, cuyos padres no eran creyentes, pero que la dejaron ir a
la Escuela Dominical en el colectivo de la iglesia. Domingo tras domingo la
maestra estaba relatando episodios de la vida de Jesús y luego les daba a los
niños cuadros de la historia para llevar a sus casas. Domingo tras
domingo la niñita llevaba sus cuadros a casa.
Pero ese domingo la maestra habló de la crucifixión de
Jesús. Durante la clase la niña preguntó repetidamente "¿Qué significa
este cuadro? ¿Por qué tuvo que morir Jesús?" Aunque la maestra
lo explicó lo mejor que pudo, la niñita seguía insistiendo. Pero cuando
ella llegó a su casa, esto causó un problema con sus padres inconversos,
porque ella seguía haciéndoles esa pregunta y no quería darles el cuadro. La
mandaron a su cuarto para que se callara, pero cada vez que
abrían la puerta, ella volvía a repetir las preguntas.
El padre, un veterano de la guerra del Vietnam, fastidiado
fue a la casa de la maestra para poder resolver el problema de la niña que
tenía su mente fija en esas preguntas. Le rogó que fuera a la casa, y en cuanto
llegó a la puerta la niña salió corriendo, con el cuadro todo arrugado,
contenta de ver a la maestra y le pregunto: "¿Qué significa este cuadro?
Por qué tuvo que morir Jesús?" "¿Ve lo que le digo?"
le dijo el encolerizado padre. La maestra asustada oró en su corazón que
Dios le ayudara a decir lo correcto. Ella le dijo: "Ahora creo que debo explicarles a ustedes lo que significa este cuadro... y por qué Jesús
tuvo que morir." Los reunió en la sala y les empezó a contar la
historia de Jesús y por qué tuvo que morir. El Espíritu Santo trajo
convicción sobre esos padres y allí mismo dieron su corazón a Cristo como su
Salvador. ¡Que historia maravillosa!
Luego les dije a los niños que yo quería responderles a
ellos esas mismas preguntas. ¿Qué significa este cuadro? ¿Por qué
tuvo que morir Jesús? Fue un mensaje sencillo y luego les conté de cómo yo había aceptado a Cristo cuando niño. Luego oré con ellos. Y aunque la
mayoría de los 400 niños son de hogares cristianos, muchos no lo son.
Sólo Dios sabe la obra que el Espíritu Santo pudo hacer en esos
corazones. La eternidad nos dirá.
Casi todos los niños ya habían vuelto para sus aulas. Una clase de los más chiquitos ya iba saliendo y algunos de ellos de los más pequeños se prendían de los pantalones de mis piernas. Tuve que sacar su foto. Son preciosas joyas del reino de Dios.
Rafael