Devocional para viernes 1-23-15 (Mi hogar)
Lecturas:
Exodo 6-8 Lucas 23
Escritura:
Lucas 23:39-43"Y uno de los
malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: ¿No eres
tú el Cristo? ¡Sálvate a Tí mismo y a nosotros! Pero el otro le contestó,
y reprendiéndole, dijo: "¿Ni si quiera temes tu a Dios a pesar de que
estás bajo la misma condena? Y nosotros a la verdad, justamente, porque
recibimos lo que merecemos por nuestros hechos, pero éste nada malo ha hecho.
Y decía: Jesús acuérdate de mí cuando vengas en Tu Reino.
Entonces ÉL le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el
paraíso."
Observación:
Probablemente
estos dos hombres habían vivido una vida de crimen. Posiblemente habían
colaborado en sus fechorías. Esa tercera cruz, la del medio, podía haber
sido destinada para otro criminal condenado llamado Barrabás. Los tres
hubieran muerto como otros cientos de criminales y jamás hubiéramos oído de
ellos. Me pregunto si quizá Barrabás estaba contemplando, parado a la
distancia, la cruz que había sido destinada para él… y para mí.
Los
líderes religiosos que habían condenado a Jesús estaban de fiesta al pie de la
cruz. "Hola, Jesús, tú que estabas en el negocio de salvar a la
gente... si realmente eres el Hijo de Dios como nos decías, bájate de la cruz y
sálvate a tí mismo." Y todos estallaron en carcajadas.
Hasta uno de los criminales entra en el acto del coro de soldados y
religiosos que se mofan del silencioso Jesús en la cruz.
Pero
esto es demasiado para el otro moribundo criminal. Finalmente una
solitaria voz resuena entre todos estos ruidos... una sola voz que defiende a
Jesús. Es la voz del moribundo criminal. En una sola frase en
admite su culpa y proclama la inocencia de Jesús. Pero aún hay más.
¿Quién en toda esta multitud, entre la cual aún se hallan los más fieles
seguidores de Jesús que estaban contemplando a la distancia, quién de ellos se
aludirían a Jesús como un verdadero Rey con un genuino reino en este momento?
Este hombre moribundo creía que Jesús, quien también estaba moribundo,
tenía un reino que iba a venir. Él creía en la vida después de la muerte
y reconoció a Jesús como Rey. Y Jesús le prometió que en pocas horas se
reunirían de nuevo. "¡Bienvenido al Paraíso!"
Aplicación:
¿He
visitado yo últimamente el pie de la cruz? ¿He oído las burlas de la
multitud de incrédulos? ¿He estado rodeado de los insultos dirigidos a
Cristo y los cristianos? ¿Me he levantado para hablar en favor de Jesús?
El moribundo criminal no tenía nada que perder, sino todo que ganar.
Estaba enclavado en una cruz, pero dio un salto de fe hacia Cristo Jesús,
el Hijo del Dios Viviente.
Oración:
Querido
Jesús, Tú eres el Dador de esperanza y seguridad. Tus palabras me hacen
saber que hay vida después de que esta vida llegue a su fin. Para un
malvado criminal, que confiesa su pecado y su fe en Tí en sus momentos
finales…Tú pudiste prometerle un Paraíso. Por cierto que su vida no era
merecedora del Paraíso. Tu Palabra nos hace saber que ninguna de nuestras
buenas obras pueden hacernos dignos de pasar la eternidad contigo. Señor,
tal como este indigno criminal, pongo mi esperanza y confianza en Tu sacrificio
por mí... y confío que Tú te acordarás de mí cuando Tú entres en Tu Reino.
Rafael.