Devocional
personal: Jueves, 22 enero 2015 (Mi hogar, Modesto)
Escrituras:
Éxodo 3-5 Lucas 22
Escritura:
Lucas 22:59-62 "Pasada como una hora, otro insistía,
diciendo: Ciertamente éste estaba con Él, pues también él es galileo.
Pero Pedro dijo: Hombre, yo no sé de qué hablas. Y al instante,
estando todavía él hablando, cantó un gallo. Entonces el Señor se volvió
y miró a Pedro. Y recordó Pedro la palabra del Señor le había dicho:
Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró
amargamente."
Observación:
De
todos los 12 apóstoles, Pedro era el que más hablaba. Él fue
el más presto a defenderle con una espada. Él fue que abiertamente
declaró que estaba listo a morir por Jesús. Probablemente, debido en
parte de que jactanciosamente había declarado que estaba dispuesto a morir por
Él ... en vez de salir corriendo como los demás diez discípulos, Pedro,
juntamente con Juan, sigue a la multitud que había llevado cautivo a Jesús..
pero a la distancia, para no ser visto. El apóstol Juan conocía al Sumo
Sacerdote por lo tanto podía entrar al patio también (Juan 18:15-17).
Cuando Pedro llegó al patio, Juan hizo arreglos para que Pedro también
pudiera entrar. Ahora, parado en medio de los guardas, sirvientes y
enemigos de Jesús, Pedro quiere pasar desapercibido. Él podía haberse
imaginado la escena, algún guarda gritando: "¡Aquí tenemos el principal de
los discípulos, arrestémoslo a él también!" Por lo tanto se
esconde entre las sombras.
Pero
una de las muchachas exclama: "También éste estaba con Él."
"Mujer, yo no lo conozco." ¡Uno! Un poco
más tarde Pedro comenzó a sentir el frío de la noche y un grupo de sirvientes
se acercan a la fogata para calentarse un poco. Pedro trata de pasar
desapercibido al acercarse al fuego para calentar sus manos, pero la luz
de la fogata ilumina su rostro. Un poco después, otro al verlo,
dijo: "¡Tú también eres uno de ellos!" "¿Quién yo?
Yo no le conozco" . ¡Dos! Un poco después, otro al
verlo, dijo, :"¡Tú también eres uno de ellos, tu acento galileo te
delata!" , pero Pedro dijo: "Hombre, no es cierto. Pedro reversa a
sus antiguos hábitos de pescador, que cuando sus redes se enredaban, usaba
profanas imprecaciones, y les dice: "¡Hombre, no sé de qué estáis
hablando! " ¡Tres! Justo en ese momento el gallo canta.
Jesús tiene sus manos amarradas detrás de sus espaldas, uno de los guardas
le ha abofeteado el rostro. (Juan 18:22). Personas importantes
están vociferando acusaciones y amenazas contra Él, pero Él oye solamente el
canto del gallo. Se torna y mira a Pedro. A través de la neblina de
palabras obscenas y las acusaciones, a través de la irritada multitud que los
separaba, sus ojos se cruzaron por solamente unos segundos, pero esa mirada...
dijo más que 100 palabras. Pedro se da vuelta y se escapa del patio y
sale a la oscuridad de la noche. Las lágrimas brotan y se derraman sobre
las mejillas de la curtida piel de Pedro el pescador. Él se odia a sí
mismo. Él es un fracasado. Jesús le había dado un nuevo
nombre: Pedro, la Roca. Pero ahora se da cuenta que es un inútil cobarde
sin remedio.
Aplicación:
¿Ha
estado usted en esa situación? Yo sí. Detesto
admitirlo, pero así es. Aún ahora me brotan las lágrimas cuando me
acuerdo. ¡Cobarde inútil! ¡Fracasado! Todo lo que Jesús hace es
mirarme. No me grita condenación. No me apunta con el dedo.
Solamente me mira. Su mirada me basta. Corro hacia la
oscuridad para llorar amargamente con arrepentimiento. ¿Pensaba usted que
los predicadores no tienen de qué arrepentirse? Yo no puedo hablar
por otros. Pero este predicador sí. El fracaso de Pedro me
llena de esperanza. Después de Su resurrección Jesús hace un esfuerzo
especial para restaurar a Pedro. Jesús no renunció a restaurar a un
débil, mentiroso, fracasado llamado Simón Pedro. Por lo tanto yo sé que
no me va a abandonar a mí.
Oración.
¡Oh,
Salvador, he prometido plantar la semilla de mi vida para cumplir Tu misión!
Al igual que Simón Pedro, también yo he consagrado mi vida a estar
dispuesto a morir por Tí. Pero lamentablemente, como Simón Pedro, he
fallado hablar por ti al estar rodeado de enemigos. Pero Tú te volteaste
y me miraste. Me siento avergonzado, pero siento Tu amor, compasión y
misericordia. Tu gracia fluye como un río cuando Tú me miras. La
justicia me descartaría como inútil. Pero tu mirada es un llamado a
lágrimas de arrepentimiento, limpieza y un nuevo comienzo. Qué mi promesa
de morir por Ti, no sean solamente vanas palabras . Qué pueda llevar tu
mensaje a los perdidos y necesitados hasta el último día de mi vida.
Rafael.