Jueves, 1 de enero 2015, desde Modesto, mi hogar en California
Génesis
1 y 2; Lucas 1.
S:
Lucas 1:76-77 "Y tú, mi hijito, serás llamado
profeta del Altísimo: ; porque irás delante del Señor para preparar sus
caminos: para dar a su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de
sus pecados.
O:
Zacarías estaba
profetizando sobre este pequeño bebé, Juan ... que llegaría a ser conocido como
Juan el Bautista. Con tierna voz contempla a este pequeño bebé y ve lo
que otros no pueden ver... porque Dios le ha dado la visión espiritual.
A:
A
mí me parece que hay algo precioso acerca de este momento. Un padre
anciano, con suficiente edad como para que fuera abuelo, arrulla a su hijo
recién nacido en sus brazos y mira hacia el cielo.
¿Qué
es lo que mis padres vieron cuando vieron este pequeño bebé hace exactamente 83
años atrás ayer? ¿Oraron sobre mí? Estoy seguro. ¿Vieron algo
especial en mí? No lo creo. Más bien probablemente estaban muy
preocupados por lo que vieron. Mi madre me contó que tenía un extraño
tumor externo colgado en mi cabeza delante de mi oreja izquierda. Nací en
una casa alquilada en el segundo piso, probablemente con la ayuda de una
partera. En aquellos días el doctor vendría a la casa y me dicen que tomó
una herramienta y cortó el tumor del lugar en que estaba adherido solo por una
sección de cartílago. Hasta el día de hoy tengo rastro de eso, apenas
notable es un pequeño puntito, delante de mi oreja izquierda. Por cierto
que yo no era un bebé demasiado atractivo para llamar la atención de nadie...
pero tenía una madre y un padre que oraban por mí y seguramente me levantaban
en sus brazos para invocar la bendición de Dios sobre mi vida.
P:
¡Oh,
Señor! Tú me sacaste del vientre de mi madre sabiendo lo que mis
padres aún no podían saber. Les permitiste ver a esta pequeña imperfecta
criatura. Quizá tú les ayudaste a olvidar de mis fallas, y solo
contemplar la esperanza de un futuro. Dudo de que me hayan considerado
como futuro predicador o misionero. Ellos estaban preocupados por criar
cuatro, más tarde cinco hijos durante esa época de terrible depresión
económica. Pero estoy seguro que sus oraciones y bendiciones y su tierno
cuidado por este pequeño niño sin atractivos, me moldearon a ser un muchachito
y más tarde en un adolescente que a pesar de sus muchos defectos quería
conocerte.
¡Gracias,
Señor, por Zacarías y Elizabeth ... y gracias por mis padres Lester y Raquel
Hiatt, que oraron por mí cuando era un pequeño bebé. Me dedicaron a Tí,
mi Dios. Tú ya sabías entonces que un día yo tendría el privilegio, como
Juan el Bautista, en las palabras de Zacarías, "para
dar a su pueblo el conocimiento de la salvación, por el perdón de sus
pecados". ¡Cuánto te alabo por esto Señor! Amén.
Rafael