Modesto, Diciembre 31, 2014 (Mi 83 Cumpleaños)
Lectura:
Apocalipsis
19-22
Escritura:
Apocalipsis 22:17 "Y el Espíritu Y la
Esposa dicen:"Ven. Y el que oye diga: Ven. Y el que tiene
sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida."
Observación:
Mientras
leo esta invitación final de la Santa Palabra, me vienen inmediatamente a la
mente tres porciones de la Escritura. En el Salmo 42:1-2 el salmista
escribe: "Como el siervo anhela las
corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma
tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de
Dios?" Isaías escribe Isa. 55:1 "Todos los sedientos venid a las aguas; y todos los
que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid comprad vino y
leche sin dinero y sin costo alguno." Y Jesús hablando a
la mujer samaritana junto a la fuente en las afueras de la aldea de Sicar en
Juan 4:10 le dice: "Si tú conocieras
el don de Dios, y quien es el que te dice: "Dame de beber", tú le
habrías pedido a ÉL , y ÉL te habría dado agua viva."
Aplicación:
Yo
no pretendo comprender todas las detalladas profecías del Apocalipsis de Juan.
Quizá lleguemos a la plena comprensión cuando estas profecías se hayan
cumplido o estén en el proceso de cumplirse ante nuestros ojos. Pero
me emociona que este libro, lleno de amenazadores terrores y gloriosas
alabanzas ha sido puesto al final de la Sagrada Compilación de libros divinamente
inspirados, termina en sus palabras finales con una abierta invitación para sus
lectores. Ven. La puerta está abierta. Las aguas vivas te
esperan para calmar la sed de tu sedienta alma.
Oración:
Señor
Jesús, mientras leo esto me doy cuenta que esta invitación no es solamente para
las almas malditas que se están muriendo allá afuera de sed espiritual.
También es para mí. Necesito tomar de esta fresca agua de vida. Sin Tí no
puedo sobrevivir. Jesús, Tú me estás llamando. Tus brazos abiertos
me están invitando, Tú eres mi Fuente de Agua Viva. Y Tú me estás
llamando. Oigo tu dulce advertencia: "No te envuelvas tanto en
tus diarias situaciones, que te olvides de beber de la Fuente de Agua Viva.
Te estoy esperando. Ven. Entra. ¿Acaso no eres tú uno de los
sedientos? Ven, pues... el que quiera venir... venga... ven y cae en mis
abiertos brazos, ven y dejaré que bebas nuevamente de la Fuente de Agua de
Vida, sin precio." SEÑOR, parece demasiado generoso, pero no esperaré
ni un momento más. ¡Ahora mismo voy corriendo a través de la puerta
abierta a tus amantes, extendidos brazos! Amén.
Rafael.