¡Hay muchos por todas partes! Sirven como pastores de congregaciones pequeñas, que a veces ni se mencionan. Ellos no buscan reconocimientos ni honores. Están dando sus vidas para traer a personas a los pies de Jesús y verlos madurar en Cristo.
Dos de estos héroes son Leonardo y Gloria Trembley. Yo he tenido el gozo de ministrarle a su excitante y bilingüe congregación esta mañana en la Asamblea de Dios de Monterey. Le pedí a la congregación que se reunieran en el centro
Fíjense en el pequeño niño, Manuel, en un saco a cuadros gris, parado delante de Gloria (foto). Durante el servicio cuando Gloria preguntó si alguien tenía algo que decir, él pasó al frente, micrófono en mano, y con intensa sinceridad, amonestó a la iglesia con un breve mensaje acerca del poder de la sangre derramada de Jesús. Usted podía discernir que no era nada memorizado, sino que provenía de lo profundo de su corazón... quizá directamente del corazón de Dios.
Leonardo y Gloria están dedicados a hacer una diferencia en estas vidas. Jesús habló acerca de "fruto que permanece". Aquí hay una obra de amor con consecuencias eternas.
¡HOY YO HONRO A LEONARDO Y GLORIA TREMBLEY!
Rafael
