Tuesday, August 2, 2011

Un Reporte desde el Concilio General de las Asambleas de Dios USA

Esta semana estoy disfrutando de la hermosa confraternidad en el Concilio General de las Asambleas de Dios en Fénix, Arizona.

Confieso que últimamente estuve teniendo pensamientos negativos acerca del futuro del movimiento de nuestras queridas Asambleas de Dios. Estaba mirando hacia atrás contemplando la "gloria del viejo templo".
Se me cruzó por el pensamiento la idea de que quizás el Señor tendría que comenzar con otro grupo que esté dispuesto a buscar al Señor sobre sus rostros hasta que caiga el fuego de Dios. Después de escuchar el mensaje de nuestro Superintendente, el Dr. George Wood, se elevaron mis esperanzas. Estoy convencido que aun hay esperanza para las Asambleas de Dios. El hermano Wood hizo resonar el clarión para renovar el movimiento del Espíritu Santo.

Tomó como texto el pequeño libro del profeta Hageo. Dios le encomendó a Hageo la tarea de animar a Su pueblo la tarea que habían comenzado. Dieciocho años habían pasado desde que la construcción del templo había cesado, y solamente se habían puesto los fundamentos. Demora, Desánimo y Depravación se habían apoderado de ellos. Pero Hageo sabía que tenía un mensaje del Dios Todopoderoso y que Él los estaba llamando a que dejaran de mirar hacia atrás, recordando la gloria del primer templo, o aun de contemplar su depresiva situación presente. La cuarta D era Destino. Somos llamados a levantar nuestra vista y saber, que si nos enfocamos en el futuro con un liderazgo ungido, con predicación ungida y con un ministerio ungido, llegaremos a ser un pueblo de Destino.

Concluyó con la emocionante historia de John y Cuba Hall, misioneros al África. Nos relató que, cuando visitó a África, encontró en un cementerio un marcador con el nombre "Billy Hall, 6 meses". Más tarde, a encontrarse con Cuba Hall le preguntó si ese había sido su bebé. Con lágrimas en los ojos le contó la historia de su hermoso primogénito varón que era enfermizo.

Oraron fervientemente por su sanidad. Ellos escucharon las conversaciones de los hermanos africanos discutiendo si es que Dios iría a sanar al pequeño Billie. Tenían preocupaciones de cómo irían a reaccionar los misioneros si el niño moriría. ¿Harían sus maletas y se irían? En ese calor extremo y en un ambiente insalubre lejos de atención médica... su primogénito, el pequeño Billie murió a los seis meses.

Envolvieron su cuerpecito en hielo y lo cargaron por cuatro horas a la ciudad para enterrarlo en un cementerio. Rehusaron que la amargura se apoderara de ellos y aceptaron la muerte del niño como la voluntad de Dios. Y esto llegó a ser el factor decisivo en abrir los corazones de este pueblo... porque el hecho era que la mayoría de las madres habían perdido por lo menos una criatura en la infancia. La muerte del pequeño Billie les permitió identificarse con ellos, de manera tal que ninguna otra cosa podía haberlo hecho.

Los Hall tradujeron el Nuevo Testamento al idioma Mossi e hicieron punta de lanza para la traducción del Antiguo Testamento. ¡John personalmente escribió a máquina la Biblia entera en plantillas para mimeógrafo seis veces! Cuando el terminaba un libro de la Biblia, ya había pastores con sus bicicletas esperando en la puerta, listos para llevar esas hojas y pedalear hasta lugares distantes para predicar la Palabra. ¡Hoy las Asambleas de Dios tienen casi un millón de creyentes en ese país de 16 millones!

Para terminar, el Hermano Wood, nos llamó que viniéramos a ponernos de rodillas ante el altar y muchos pasamos para hacer una nueva dedicación.