Thursday, December 1, 2011

El Camino a Campo Gallo

2 Corintios 4:17 "Porque esta leve tribulación momentánea nos produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria."

Campo Gallo se halla a unos 100 kilometros de "donde el gaucho perdió el poncho" en la parte norte de la Provincia de Santiago del Estero. ¡Tuvimos un maravilloso servicio allí anoche! ¡Una iglesia repleta! Muchos jóvenes, cantidad de niños.
Gente muy linda, amorosa, besos y abrazos de hermanos ancianos, ancianitas y niños pequeñitos. Esta experiencia me hizo recordar de las palabras de Jesús cuando le dijeron que su madre y sus hermanos estaban afuera de la casa esperando de verle. Miró a su alrededor a sus seguidores y dijo: "He aquí mi madre y mis hermanos". ¡Aleluya! Algunos de mi hermosa familia espiritual viven en Campo Gallo.

Pero para llegar allí me llevó más de 4 horas y más de 5 horas para regresar en la oscura noche. El camino está en necesidad de mantenimiento.
En algún tiempo en el pasado tenía pavimento, de a ratos por 100 metros había pavimento... quizá un kilometro, a veces con enormes baches... la mayoría de ellos con 14 a 16cm de profundidad! De pronto el dañado pavimento se acababa y terminaba con una caída de hasta 20cm hacia un camino de ripio. Lamentablemente partes del antiguo pavimento asomaban a través del ripio con la mala intención de dañar el tren inferior del auto. Tenía que ir muy despacio para pasar por los pozos más profundos... más pavimiento... luego más ripio... y cientos de baches, algunos muy grandes. El progreso era lento. Fue peor aún cuando después de la medianoche tenía que regresar con la visibilidad reducida de la noche.
Había ganado, caballos, ovejas, cabras y puercos sueltos, comiendo a los costados del camino. Mucho del viaje mi vehículo era el único en el camino. Finalmente a las tres de la madrugada el cansancio me vencía y me aparté a un costado para echarme una siesta de unos 30 minutos. Así luego pude continuar. Hubo algunos trechos de buen camino en los que podía subir la velocida pero de pronto tenía que frenar de golpe para no caer en algún pozo. Varias veces fui a dar de cabeza en un pozo de sorpresa. El auto sufrió los golpes, pero siguió andando, aun cuando tuvo que cruzar por agua. No sé la profundidad del agua, pero tenía que ser bastante, porque levantaba grandes oleadas y yo estaba feliz cuando podía salir por el otro lado. Había algunos buenos trechos de pavimiento, pero no me animaba a subir la velocidad por temor a encontrarme con un enorme crater que me tragara o un animal suelto.

Fue todo un desafío, pero valió la pena por la preciosa comunión de que disfrutamos al adorar al Señor como familia. Después del servicio el pastor me rogó que le diera una fecha para regresar. Dios mediante un día regresaré. El miércoles anterior hubo una confusión y habían anunciado mi servicio para esa semana. Llegó una gran multitud... solo para enterarse que llegaron una semana demasiado temprano. Por lo tanto este miércoles no pude abandonarlos en razón de mal camino. Llegué sano y salvo a mi hotel a las 5 de la mañana.

¡GRACIAS, JESUS! Todo salió hermoso. Ahora es jueves y son las 3:30 de la tarde. Creo que necesito una buena siesta. Los servicios en la gran ciudad de Santiago del Estero comienzan a las 8:30 esta noche. Continuaré predicando todas los días de esta semana. En estos días sólo he podido dormir unas 4 ó 5 horas por noche. Esto es común entre los hermanos aquí. Aún así estoy muy bien, aunque confieso, prefiero tener 8 horas.

Rafael