Acabo de regresar al prestado "Aposento Alto del Profeta" en Martínez después de un maravilloso día en la Iglesia del Delta. Es un viaje de 3 1/2 horas en una de nuestras pequeñas lanchas colectivas (35 a 45 pasajeros), y otras tantas para regresar. Salimos temprano esta mañana. Pastor Cocholo está al timón de la lancha "Betel de los Alcanfores", con su sonriente esposa, Lilia, a su lado.
El mate está que quema los labios, pero siempre sabroso y todos lo compartimos.
Después de una hora navegando por el Canal Arias, nos metimos por un estrecho canal por 25 minutos para recoger a dos familias.
Ya es tarde en la primavera y todo está florido, especialmente las hortensias y las camelias.
Vueltos a continuar en Canal Arias, paramos a lo largo del camino para recoger más familias, entre ellos los hermanos Juan y Juana Chico y su hijo Víctor. En 1984 Juan estaba al borde del suicidio, deprimido por la muerte de su hijito Juancito de 4 años. Ibamos pasando su pequeña casa a lo largo del río cuando el Espíritu Santo me dio un golpazo en el pecho, alertándome a parar. En ese tiempo Víctor era un bebé de brazos. Ahora es un músico que dirige la alabanza en la Iglesia de la Isla.
Abracé y besé las mejillas de las personas más queridas en mi vida. Muchos de ellos los alcanzamos para Cristo años atrás. Uno a uno los fuimos ganando al parar en sus casitas isleñas elevadas sobre troncos. Juntamente con Cocholo y Lilia compartimos con ellos la maravillosa historia de Jesús y los inundamos con el amor de Cristo. Algunos de ellos eran niños en aquel entonces.
Ahora están casados y sus hijos se deleitan en el encuentro con Felipe. Muchos de nuestros primeros convertidos ya han ido a estar con Jesús.
¡Qué maravillosa bendición de poder volver a ministrarles una vez más! Una de nuestras cinco lanchas colectivas, La "Nelly", que el año pasado se atravesó con un tronco y se hundió, ha sido reflotada y restaurada. Estos muchachos fueron los primeros en abordarla, pues muy pronto va a cargar pasajeros para retornarlos a sus casas. Algunos de estos hermanos salieron de sus casas a las 6 de la mañana y no regresarán hasta las 10 de la noche. Pasan todo el día en la iglesia con Jesús y Sus amigos, y para ellos es el mejor día de la semana...¡y para mí también!
Es tiempo de irme a dormir. Estoy exhausto y hambriento. Se me perdió la manzana que pensaba comer como cena... en algún lado. Por cierto que tengo hambre, ¡pero estoy lleno del gozo del Señor!
Buenas noches,
Rafael.