Después que acepté de ministrar en
ese lugar... recibí una invitación para ministrar ese mismo domingo por
la mañana para un pastor (no de nuestra organización) con una congregación de varios
miles y con su propio programa de TV, y donde he ministrado previamente en los
años '90. La sugerencia fue de cancelar la iglesita pequeña y ministrar a
los miles. Yo lo rechazé pues pensé
que Jesús escogería los discapacitados.
Durante el servicio el Pastor Gabriel llamó a su coro de "Afectos" para que cantaran para mí. ¡Ustedes debieran haberlos oído cantar! Palmeaban sus manos con todo entusiasmo y expresiones de gozo. Algunos fuera de ritmo, y otros desentonados según yo, pero muy a tono con la música celestial. Por poco me parecía oír como el coro de ángeles cantaba con ellos.
El hombre de el saco oscuro con
capota, es ciego. Vino al Señor cuando era ciego y sordo, y fue sanado de
su sordera por medio de la oración. Antes de comenzar el culto tocó
varios himnos con una pequeña flauta de bolsillo, todo para mí. Siendo que
el Señor le sanó de la sordera, ¿por qué no lo sanó de su ceguera? Quizá
necesitaba un ciego lleno del gozo del Señor para sus propósitos divinos.
Luego los "Afectos" me presentaron con un regalo. Es una maravillosa
cajita de madera hecha a mano con madera incrustada con un mundo unido por las
manos, hecha en su propio taller de manualidades en los fondos de la iglesia.
Por dentro está llena de tarjetas llenas de amor hechas a mano de ellos para mí.
¡Qué triste hubiera sido si yo hubiera cancelado ese servicio al último minuto!
¡Qué triste hubiera sido si yo hubiera cancelado ese servicio al último minuto!
Entiendo que Pastor Gabriel Tarico era jugador de fúbol profesional en su juventud. Tuvieron tres hijos, dos con discapacidades mentales, uno de los cuales falleció joven. El otro fue milagrosamente sanado totalmente.
Doy gracia a Dios que nuestros tres hijos
fueron normales. Pero mi corazón se compadece de los padres que tienen
que dar cuidados especiales a estos hijos por muchos años, porque nunca llegan a ser capaces de cuidarse a sí mismos.
El servicio terminó con abrazos de
todos. Estoy hablando de abrazos, con mayúscula. Esos
abrazos que no se sueltan pronto.Aquí va un Abrazo (con mayúscula) para todos ustedes,
Rafael.