Thursday, May 17, 2012

Los "Afectos"

El domingo por la mañana, el 6 de mayo, ministré en una iglesia muy especial en la ciudad de Rosario.  El Pastor Gabriel Tarico y su esposa han atraído un gran número de personas discapacitadas, mentalmente y de otras maneras.  Tienen un taller de manualidades para ellos y están construyendo un hogar para ellos.  

Después que acepté de ministrar en ese lugar... recibí una invitación para ministrar  ese mismo domingo por la mañana para un pastor (no de nuestra organización) con una congregación de varios miles y con su propio programa de TV, y donde he ministrado previamente en los años '90.  La sugerencia fue de cancelar la iglesita pequeña y ministrar a los miles.  Yo lo rechazé pues pensé que Jesús escogería los discapacitados.

Durante el servicio el Pastor Gabriel llamó a su coro de "Afectos" para que cantaran para mí.  ¡Ustedes debieran haberlos oído cantar! Palmeaban sus manos con todo entusiasmo y expresiones de gozo.  Algunos fuera de ritmo, y otros desentonados según yo, pero muy a tono con la música celestial.  Por poco me parecía oír como el coro de ángeles cantaba con ellos.  

El hombre de el saco oscuro con capota, es ciego.  Vino al Señor cuando era ciego y sordo, y fue sanado de su sordera por medio de la oración.  Antes de comenzar el culto tocó varios himnos con una pequeña flauta de bolsillo, todo para mí.  Siendo que el Señor le sanó de la sordera, ¿por qué no lo sanó de su ceguera?   Quizá necesitaba un ciego lleno del gozo del Señor para sus propósitos divinos. 
Luego los "Afectos" me presentaron con un regalo. Es una maravillosa cajita de madera hecha a mano con madera incrustada con un mundo unido por las manos, hecha en su propio taller de manualidades en los fondos de la iglesia.  Por dentro está llena de tarjetas llenas de amor hechas a mano de ellos para mí.  

¡Qué triste hubiera sido si yo hubiera cancelado ese servicio al último minuto!


Entiendo que Pastor Gabriel Tarico era jugador de fúbol profesional en su juventud.  Tuvieron tres hijos, dos con discapacidades mentales, uno de los cuales falleció joven.  El otro fue milagrosamente sanado totalmente. 

Doy gracia a Dios que nuestros tres hijos fueron normales.  Pero mi corazón se compadece de los padres que tienen que dar cuidados especiales a estos hijos por muchos años, porque nunca llegan a ser capaces de cuidarse a sí mismos. 
El servicio terminó con abrazos de todos.  Estoy hablando de abrazos, con mayúscula.  Esos abrazos que no se sueltan pronto.



Nota: Confieso que tengo dificultades con mantenerme al día con mis "blogs".  Cosas maravillosas están sucediendo, pero en una sucesión tan rápida, que no llego a tener tiempo para reportarlas.  La semana pasada prediqué once veces, a más de viajar por cientos de kilómetros y estoy programado para predicar 11 veces otra vez esta semana! 

Aquí va un Abrazo (con mayúscula) para todos ustedes,

Rafael.