Thursday, July 4, 2013

El Saco a Cuadros Rojo y Blanco

No soy el autor del mensaje abajo. Alguien, y no me acuerdo quien, me envió este mensaje por email hace mucho.  No me acuerdo compartiéndolo con nadie, pero el 6 de marzo de este año, el pastor asociado de Catedral de la Fe: Gustavo Rossi, me presentaba para predicar a unos 2,000 líderes y él les leyó esta historia antes de entregarme el púlpito.

Casi me había olvidado de este incidente tan antiguo.

Hace así unos días estaba leyendo algo sobre el evangelismo cuando esta historia volvió a mi memoria.  Hace mucho que perdí mi copia así me puse en contacto con Oscar Carnival, pastor de la Catedral de la Fe, Buenos Aires y le pregunté si alguna vez había escuchado la historia del "saco a cuadros rojos y blancos."  Y me lo envió palabra por palabra como fue escrito por un alumno mío.  


He luchado sobre ponerlo en mi blog o no, pues me presenta como si fuera más de lo que soy, pero al final decidí hacerlo, pues quizás sea de bendición para alguien.  Aquí va:

Estábamos parados en una esquina a la entrada a la isla Maciel... (recordarás que era una zona de villas de emergencias, que no tenía buena reputación: borrachos, drogadictos, prostitutas...no?)


Nosotros estábamos con unas guitarras al costado tuyo, y tu con un acordeón a piano.  Éramos nuevos en esto, jóvenes inexpertos,  pero con ganas de servir al Señor.  Tú estabas con un saco a cuadros rojo y blanco, cuadros que se veían a cuatro cuadras de lejos... nosotros respetábamos tu investidura, pero no tu manera de vestir ... ja, ja (con todo respeto) de alguna manera pensábamos que esta gente que vivía allí te agarraría con saco y todo (y a nosotros también) y nos colgarían de un árbol... pero no.

Nos detuvimos con el canto y empezaste a caminar por el camino de la villa entrando cada vez más adentro... y literalmente nos empezó a entrar un poco de miedo... la zona no era muy bonita, ni las caras tampoco, pero a tí te brillaba el alma y la cara...y nosotros te seguíamos ... era así, nada malo nos podia pasar trabajando para el Señor y tú eras nuestro ejemplo de eso.

De repente te paraste frente a un boliche (boite), expendio de bebidas de chapa con ventanas sin vidrio y marco de puerta sin puerta y así de una... entraste, ¡Sí, estabas evidentemente loco!  No se veía nada para adentro así que nos quedamos paralizados esperando qué pasaría ... al rato... saliste abrazando a un hombre que lloraba y nos lo presentaste como un nuevo hermano... él tenía una campera de jeans y en su costado un revolver 38, pero eso no importaba... era un nuevo hermano lleno de cicatrices en la cara... cicatrices que entre llanto y abrazos y amor empezaba a cambiar su vida.

Nuestro nuevo amigo nunca habría sabido de que había otra vida de no haber habido un "hermoso loco Americano evangelista" con saco a cuadros rojos y blancos llamado RAFAEL... NUESTRO PROFESOR DE EVANGELISMO.

Yo me acuerdo de ese saco.  Para mi era lindo.  Pero pienso que ellos tenían razón... no era la mejor manera de vestirme para ministrar en Villa Tranqila, Isla Maciel.


Rafael