La Boca.
Frances y yo comen-zamos nuestro primer servicio el 4 de diciembre, 1973
en una playa abierta de estacion-amiento en una sucia calle en el corazón de la
zona del arrabal de aquel entonces, del centro de Buenos
Aires.
Se llama "La Boca" porque es la boca del
conta-minado Río llamado Riachuelo. Aquí pueden ver a Tim Hiatt tocando su
trompeta, Ron Hiatt con su guitarra y Sergio Scataglini (que ahora es un
renombrado evangelista inter-nacional), tocando el acordeón junto al Riachuelo
en La Boca, en una de nuestras reuniones en una esquina, a la luz de la
calle.
Elizabet, de 16 años, la amiga de Ron y más tarde su
esposa, canta con Tim y Ron en otra callejera reunión de esquina.
En aquellos tiempos la angosta callejuela estaba llena de
cantinas- restau-rantes, parecidos a los "night clubs". (Hoy en
día la mayoría de ellos ya no existen). Un grupo de unos pocos
estudiantes fieles del Instituto Bíblico nos vinieron a ayudar y con todo
nuestro corazón predicábamos por las calles, orando, visitando familias y
amando a la gente necesitada.
Después de 9 meses, y 209 servicios en la playa
abierta de estacionamiento, y después de 900 reuniones a la luz de las
calles en las esquinas, Dios nos concedió la cantina más grande de La Boca,
justo al lado de la playa de estacionamiento en donde nos solíamos reunir.
Digo "Dios nos concedió", pero debo confesar
que cientos de generosos hermanos, parte de nuestro equipo de apoyo, nos ayudaron
con el pago inicial. Y luego, después de 6 meses, cuando ya se me habían
agotado todos los recursos conocidos, aún me faltaban $8,500 para un pago que
caducaba dentro de unos pocos días. Nuestros compañeros misioneros en la
Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia y Brazil levantaron en una reunión de
oración los $8,500 que necesitábamos en 10 minutos. Con lágrimas en
los ojos les digo a ese equipo de misioneros :"¡Muchas gracias,
compañeros!" Algunos de ellos ya están en el cielo.
El 1 de diciembre, 2013 la Iglesia de La Boca celebró su
cuarenta aniversario. Lo cierto es que celebraron durante todo el mes de
noviembre, noche tras noche, invitando a muchos de los pastores que salieron de
esa iglesia para retornar a ministrar. Me invitaron a predicar el domingo
de la clausura, 1 de diciembre. El edificio rebalsaba de gente. En
los aposentos de arriba otra multitud observaba por circuito cerrado. Yo
visité a los niños y Felipe hizo de las suyas.
Estuvieron por lo menos 30 ministros con sus esposas
presentes y a cada uno de ellos se les obsequió una rosa roja. La esposa
del pastor, Isabel (a la izquierda) y José Manuel (a la derecha) repartieron
las rosas. Esto resultó de una visión que uno de los jóvenes pastores
tuvo hace años atrás, de un rosal con muchas rosas. Cada rosa fue cortada
y plantada en la tierra en otro lugar, y cada rosa se transformó en un rosal, y
el proceso se seguía repitiendo.
La historia de la iglesia está ahora en un libro publicado
en español llamado "Rosas del Rosal" Yo escribí varios de los
capítulos, y otros pastores jóvenes que fueron plantados y florecieron en otros
terrenos, escribieron otros capítulos.
En la cuenta actual, más de 100 pastores y sus esposas han
salido de la Iglesia de La Boca hacia lejanos campos de cosecha. Varios
de ellos ahora son pastores de mega-iglesias con decenas de miles de miembros. ¡Conservativamente siento que puedo decir que por lo menos 100,000
personas hoy día adoran a los pies de Jesús como resultado de ministerios en
"iglesias-hijas" e "iglesias nietas" del ministerio de esa
iglesia del antiguo arrabal... La Boca!
Esta noche me honraron muy por encima de lo que me merezco.
El verdadero secreto no es Rafael Hiatt. El verdadero secreto es el
Pastor José Manuel Carlos con quien dejamos la obra en 1976. Él ha sido
el siervo de Dios más exitoso que yo haya conocido en mentorear a ministros.
Él ha logrado lo que yo llamo "La Transferencia Elías/Eliseo" al impartir su mismo espíritu de gozo, su visión,
su ética de oración y su pasión por los perdidos en los corazones de hombres y
mujeres jóvenes. Como fotocopias de su pastor han ido a la Escuela
Bíblica y se graduaron arrebatando al mundo para Cristo. ¡A Dios sea
la gloria!
Ayer por la mañana prediqué el día final del Campamento
Familiar que se hizo para todos los obreros voluntarios de la Iglesia de la
Boca. No pude menos que predicar nuevamente de Juan 12:24 y de cómo Dios
me había prometido mucho fruto si es que yo solamente plantaría la semilla de
mi vida en la Argentina y dejarla morir allí. Sentimos como que el cielo había
descendido sobre nosotros. Las semillas fueron plantadas hondas en cada
corazón, regadas con lágrimas y abandonadas allí para morir. Finalmente tuve
que irme del servicio del altar a las 13:30 para irme al servicio de la noche
en otro lado, pero dejé a casi todo el grupo aun arrodillados y con sus rostros
al suelo derramando sus almas al Señor... dedicándose una vez más al Señor.
¡El maravilloso proceso comienza otra vez! Dios tiene
un plan-maestro.