Thursday, February 27, 2014

¿Podría Usted Venir a Mi Pequeña Iglesia?

Amigos: Pido perdón.  Preparé este blog para publicarlo en diciembre y recién ahora me doy cuenta que nunca lo publiqué.  Aquí va:

Uno de mis grandes placeres es responder a invitaciones de pastores de pequeñas iglesias que están en áreas difíciles. La mayoría de ellos pueden preparar un servicio especial de entre-semana. Así puedo llenar mis días semanales con actividades. ¡Es un privilegio! 

El hermano Torientino, en el teclado, está trabajando para comenzar algo en una esquina en la ciudad de Garín, provincia de Buenos Aires.

Ha construido un humilde recinto en un terreno alquilado, que el dueño le permite edificar a cambio de parte de la renta. 
A pocos metros de la puerta de la iglesia estaba esta zanja de unos 3 metros de hondo, sin barrera alguna de protección. Me estacioné lo más cerca posible para dejar paso a camiones que entran por esa calle.  El hijito del pastor se divertía tirando piedras a la zanja que es parte de un futuro proyecto de drenaje para la temporada de lluvia.  El Pastor Torientino dice que esa zona se inunda con frecuencia con las lluvias. ¡Qué Dios bendiga su esfuerzo con conversiones de nuevas almas!

El martes pasado fui a otra pequeña iglesia en un pueblo llamado Tristán Suárez, camino a Cañuelas. El Pastor Dalbert reuníó un grupo de personas en el patio de su casa. Fue una noche preciosa. Cuando se tomó esta foto los niños ya se habían retirado y quedaban solo los adultos. 

Al final del servicio invité a todos al frente. Se me hace que algunos de ellos estaban dando sus primeros pasos hacia el camino del Señor. 


Luego disfruté de una deliciosa cena preparada por la esposa del Pastor Dalbert, que está en la foto con su hija. Es una iglesia de VEN y no les ha sido fácil por falta de un salón. Espero que mi visita les haya dado nuevo ánimo. 

En el camino de regreso a medianoche me encontré con un bloqueo total de la ruta. Hubo docenas, posiblemente cientos de camiones y autos atrapados en las dos pistas de la carretera. Milagrosamente logré salir de la ruta siguendo otro auto, pero nos encontramos con otra calle bloqueada con una pila de grandes ramas y basura. Me di la vuelta y probé otra calle. Esta vez me encontré con una gran fogata rodeada por lo que parecían piqueteros.  No me animé acercar. Me di la vuelta y tome una calle inferior que iba al opuesto de mi destino. Ya estaba metido en una caravana de coches y camiones buscando escapar. En medio de este lío mi fiel GPS dejó totalmente de funcionar... ja. Seguramente eran calles que no se consideran "calles."

Esa calle terminó y nos dejó en unas huellas sin pavimiento.  Ya yo seguía un camión inmenso que levantaba una nube de tierra. No se veía casi nada. El camión cruzó un pequeño puente sin barandas y apenas el ancho de sus ruedas. Lo seguí. Hubo pozos inmensos. Nuestra caravana pasó por un auto nuevito que había caído en un pozo y no podía salir. El dueño estaba parado mirándolo teniendo su cabeza en ambas manos. Haría falta un remolque para sacarlo de allí. Al final salimos de nuevo a la ruta y "Gloria a Dios!" al otro lado de los piqueteros. Entre tanto vi atrás en la fila de los atrapados muchos autos entre los camiones con gente adentro sin esperanzas a escapar. Me imagino que estaban allí toda la noche.

Llegue a mi departamento a las 2 de la madrugada dando muchas gracias a Dios. ¡Una vez más sus ángeles me habían cuidado! 

Rafael.