La
provincia de Tucumáan está en el noroeste de la Argentina, al pies de la
Cordillera de Los Andes. Es la tierra de la caña de azúcar y muchas
ciudades pequeñas han surgido en el desarrollo del proceso de las cañas
de azúcar. Una de estas ciudades se llama La Florida, en donde tuve el
placer de ministrar el miércoles. (5 de Noviembre 2014)
Es una pequeña humilde iglesia a cargo del Pastor Nicolás Torrente. Las
sillas delanteras estaban llenas de niños que anticipaban la llegada de
Felipe y de Perfume.
La
nietita del Pastor Torrente de 1 1/2 años Joselina, se enamoró de
Felipe... ¿o era al revés? No estoy seguro, un poco de las dos cosas.
Joselina quería darle un beso, de todas maneras, quería que Felipe
se pusiera al nivel de ella, para poder verle mejor.
¡Entonces
es cuando sucedió! Era amor a primera vista! ¿Cómo podía resistir?
Lamentablemente el romance se terminó pronto. Ella quería
llevárselo por todos lados. Muy pronto aprendió que la vida es cruel.
Es misma noche se amor se tenía que ir a otra ciudad.
Siendo
que los niños componen un gran porcentaje de la congregación, siempre trato de
presentar algo que los niños puedan comprender. Les enseñé un versículo
bíblico a la congregación y con mi acordeón les enseñé un corito. Seis
adultos voluntarios mostraron una tarjeta con las palabras del versículo y la
congregación los leyó y luego las voltearon una por una y lo dijeron de memoria.
La
mayoría lo hizo muy bien. Una jovencita lo memorizó muy pronto. Al
final del servicio la llamé al frente a ver si aun se recordaba del versículo y
lo hizo muy bien. En el primer intento se le olvidó una palabra, pero
luego lo repitió perfecto, con referencia y todo, y la audiencia
aplaudió.
Después
del servicio, ya cuando todos se habían ido a casa y ya eran las 22 horas, nos
sirvieron pizza al frente del local en la vereda. Noté que se nos unieron
los vecinos de enfrente. ¡Eso es lo que usted hace cuando hace mucho
calor adentro en La Ciudad de la Caña de Azucar, La Florida.
Sigo
ministrando 6 a 7 veces por semana en iglesias pequeñas y grandes.
¡Cuánto
gozo tengo de servir a mi Señor!
Rafael.
