Sábado,
Enero 17, 2015 (En mi hogar)
Lectura
Bíblica: Génesis 42-43 Salmo 5
Lucas 17
Escritura:
Salmo 5:3 "Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz: de
mañana presentaré mi oración a Tí, y con ansias esperaré"
Salmo 5:7-8 Mas yo, por la abundancia de Tu misericordia entraré en Tu casa
; me postraré en Tu Santo templo con reverencia. SEÑOR, guíame en Tu
justicia por causa de mis enemigos; allana delante de mi Tu camino."
Observación.
Tempranito
cada mañana el Rey David hacía resonar su voz en los
cielos. Él hablaba con Dios . Con la admiración más profunda David
le adoraba. Él presentaba sus peticiones ante Dios. Luego esperaba
expectante por la respuesta. Esto es lo que llamamos orar con fe.
Allí él esperaba que su fiel Dios respondiera. Se daba cuenta
que era el gran amor de su Dios que le permitía a él, el privilegio de
entrar en la casa de su Creador y adorar en Su Templo... en Su Presencia.
Y todos los días buscaba la voluntad de Dios, la senda correcta, qué
hacer y adónde tornarse. Tenía plena consciencia que su única esperanza
para una vida salvaguardada y con propósito era hallar la voluntad de Dios para
el día de hoy.
Aplicación: ¿Acaso me
permito yo estar tan atareado que no soy fiel en la oración? ¿Están mis
primeras palabras cada mañana dirigidas hacia el cielo? Mi amada esposa
ya está en el cielo. A veces me dirijo a ella en cuanto salgo de la cama
y le digo: "Buenos días". Puedo estar muy seguro de que ella
está pasando una mejor mañana que yo. Por lo tanto, ¿con quién puedo
hablar? A veces hablo conmigo mismo... por lo menos en mi cabeza.
¿Puede una temprana cita de negocios distraerme de mi comunión con mi
Salvador? ¿Pueden mis ocupaciones de la rutina diaria robar mi comunión
con Dios? En mi lectura diaria del Nuevo Testamento para hoy, Jesús habló
estas poderosas palabras: "Todo el que procure preservar su vida, la
perderá; y todo el que la pierda, la conservará." (Lucas 17:33-34).
¿Estoy tan aferrado a los negocios de esta vida que estoy en peligro de perder
la vida que ÉL tiene preparada para mí?
Oración: ¡Oh Señor,
confieso que algunas mañanas he estado tan preocupado con algunas citas
mañaneras que he fallado de hacer oír mi voz en los cielos. Dame un
corazón como el de David, un corazón dispuesto a reconocer que es solamente en
razón de tu infalible amor que puedo entrar en Tu casa; y con la más
profunda reverencia adorarte en Tu Templo . Debo atesorar mi
tiempo de comunión contigo, mi SEÑOR Y REY. ¿Qué? ¿Eres Tú
el que está golpeando a la puerta de mi corazón? Debiera ser yo el
que golpea a Tu puerta. Ahora, aquí estás Tú, delante de mi puerta
invitándome a compartir mi tiempo contigo. ¡Qué nunca esté
demasiado ocupado como para no pasar tiempo contigo! Que nunca esté tan
apurado como para excluirte de mi vida... aunque sea por una sola hora!
Rafael.