Saturday, January 24, 2015

Probando 1, 2, 3. Esto es solamente una prueba.

Mi devocional para el jueves, enero 8, 2015.  Quality Inn, Portland.

Lecturas para hoy:  Génesis 20-22; Lucas 8.

Escritura:  Génesis 22:9-12.  "Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña, entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.  Mas el ángel del Señor lo llamó desde el cielo, y dijo: ¡Abraham, Abraham! y él respondió: Heme aquí.  Y el ángel; dijo:  No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único."

Observación.  "Probando: 1, 2, 3 probando.  Esto es solamente una prueba."  Todos hemos oído estas palabras.  Pero en este caso, de cierto que era solamente una prueba, pero Abraham no tenía preaviso de ello.  La primera vez que oyó la voz de Dios fue cuando Dios le llamó para salir de Ur de los Caldeos... un país que rebosaba de idolatría.  Él obedeció y se apartó de su parentela, sin saber adónde iba.  Desde entonces había oído varias veces la voz de Dios.  Conocía ya la voz de Jehová Dios.  No titubeó cuando Dios dijo:  "Toma a tu hijo, tu amado hijo.  Prepárate para una jornada de una semana, lleva leña y fuego y encuéntrate conmigo en el Monte Moríah .  Allí te pido que sacrifiques a tu hijo amado."   Tres día más tarde, ascendiendo por la colina del Monte Moriah, Isaac, ahora probablemente adolescente, interrumpe el silencio diciendo:  "Padre mío, aquí están el fuego y la leña, pero, ¿Dónde está el cordero para el holocausto?"  Obviamente Isaac había observado muchas veces como su padre había sacrificado animales.  Su padre sigue caminando, y con corazón apesadumbrado, le responde:  "Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío."  Llegando a la cumbre, Isaac ayuda a su padre a arrastrar las pesadas piedras para edificar un altar.  Cuando su padre saca una cuerda y se acerca a él, seguramente captó la mirada en los ojos de su padre.  Podría haber salido corriendo, pero no, sumisamente se entregó a ser atado para el sacrificio.  Ahora estaba amarrado incómodamente sobre una pila de leña.  ¿Acaso comenzó a moverse y gritar?  Aparentemente no se resistió, pero tenía confianza total en su padre.  Luego ve que su padre levanta el cuchillo y está listo para hundirlo en el pecho de Isaac.  Me pregunto si la voz celestial fue también audible para Isaac, o solamente para Abraham:  "Abraham, Abraham, no extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada: porque ahora sé que temes a Dios, esto solamente es una prueba, ya que no me has rehusado a tu hijo, tu único." 

En una fecha posterior, el Unigénito Hijo de Dios, estaba en la montaña del sacrificio, "Padre, ¿es esto solamente una prueba?  ¿Podríamos cambiar los planes y conformarnos con una prueba?  Quizá Tu pudieras suplir otro cordero.  ¡Oh, Padre, yo te oigo, esto va en serio.  Por lo tanto me rindo a Tí!   No sea hecha mi voluntad, sino la tuya."  

Y ahora yo sé que mi Padre Celestial me ama, porque no escatimó a Su propio Hijo para salvarme a mí, un indigno pecador.  Esta vez no era un ensayo, era la realidad.  

Aplicación:  Yo era solamente un niño pequeño respondiendo a un desafío misionero.  El país podría haber sido la China, la India o África... no había diferencia.  Las lágrimas fluían como río.  Yo estaba seguro que Dios me estaba llamando, y yo respondí:  "Sí Señor, yo iré."  Pero cuando me levanté de mis rodillas a salir a jugar con otros niños en el patio de la iglesia, me olvidé de China o lo que fuera. Esta misma escena se repetía en casi todo servicio misionero, que eran muchos.  Pero cuando llegué a ser un adolescente, la cosa era más fácil.  Había captado la idea.  “Esto es solo una prueba.  Si Le digo que sí con sinceridad, luego no me mandará a ningún lado.  Esto es solamente una prueba.”   Luego, un día, una anciana, pequeñita, la misionera: Ruth Couchman vino a visitar mi iglesia.  Al final del culto, pasé por la misma rutina.  Parecía que Dios me estaba diciendo: "Rafael, yo sé que tu amas a tu iglesia de la cual eres pastor , tu pequeña iglesia, pero yo te estoy llamando a ir lejos, a la distante Argentina. "  A esto prontamente respondí: "Sí Señor, yo iré, yo iré ."  Después de unos 20 minutos de intenso llanto por las almas perdidas de la Argentina... comencé a preguntar como en otras ocasiones:  "¿Seguro esto una prueba como en otras ocasiones?  ¿No?” "¿NO? ¿No es una prueba?  Oh Señor, ¿no es una prueba?  Por favor, comencemos de nuevo!"  Y finalmente, bajo un torrente de lágrimas le dije al Señor: "Señor, tomaré a mi esposa y a mis tres hijos e iré a la Argentina con una condición: que tú me confirmes, sin dar lugar a dudas que éste es Tu plan para mi vida."  El resto es historia.  

Oracion:  Señor, Dios de los Cielos.  Habla nuevamente a esta alma bañada en lágrimas.  Hazme oír de nuevo tu tierna voz llamándome, y que yo responda como el profeta Isaías: "¡Señor, heme aquí, envíame a mí… ya sea para cruzar la calle o el océano!"  Amén.  


Rafael.