Wednesday, January 28, 2015

¡Sacude a mi Iglesia, oh Señor!

Miércoles 1-28-15 (Mi Hogar)

Lecturas:  Éxodo 21-22              Salmo 12                 Hechos 4


Escritura:  Hechos 4: 29-31  "Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes Tu mano para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús.  Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor."


Observación:  Pedro y Juan habían recientemente sanado a un hombre paralítico, que nunca había caminado en toda su vida.  Ese hombre ahora estaba saltando y caminando y alabando a Dios.  Las multitudes se habían reunido alrededor de Pedro y Juan y ellos comenzaron a predicar de Aquél que había hecho el milagro... el Cristo resucitado.


Esto sacudió a los líderes religiosos, que hace solamente tres meses atrás habían condenado, avergonzado, burlado, azotado y crucificado a Jesús.  Ellos pensaban que Sus pocos seguidores ya nunca más mostrarían sus caras.  Ellos pensaban que habían eliminado a este falso Mesías... que habían silenciado Su voz para siempre.  


¿Pero qué estaba pasando ahora en el Templo?  Miles se están agolpando para ver a un paralítico de 40 años que anda saltando, caminando y glorificando a Dios.  ¡Unos 5,000 hombres, más mujeres y niños están gritando y alabando a Dios, convencidos que este muerto Jesús realmente vive, y que es el Santo resucitado Hijo de Dios!


"Pongámoslos en la cárcel.  Tenemos que acabar con esta reunión de ‘Aleluyas ahora mismo!’  Así que por medio de la multitud van corriendo los guardas del templo, los mismos que habían arrestado a Jesús unos meses antes.  Ellos empujan a las mujeres y los niños para llegar hasta donde estaba el paralítico que ya les era familiar, saltando de un lado a otro como un conejito.  ¿Qué sería lo que ellos pensaban mientras empujaban a Pedro y a Juan hacia la prisión?


Ahora los líderes religiosos están reunidos en su sala de la corte.  "¿Qué vamos a hacer ahora con estos seguidores de Jesús?  Todo el mundo en Jerusalén ya se ha enterado de la sanidad de este paralítico!"  Así que ordenan que estos dos pescadores galileos sean sacados de su celda y traídos delante de la corte.  "Muy bien muchachos, cual de
ustedes es responsable de haber sanado a este paralítico?" Como siempre, Pedro fue el más pronto en contestar:  "No fuimos nosotros, su honría, fue el vivo y resucitado Jesús, el verdadero Mesías, a quien vosotros crucificasteis, matasteis y sepultasteis.  ¡ÉL ha resucitado de los muertos!  Y sépanlo todos en esta corte, ustedes pueden pisotear el nombre de Jesús todo lo que quieran, pero si quieren ser salvos...¡no hay otro nombre debajo de los cielos en el cual puedan ser salvos!


¡Están atónitos!  Nadie se quedó dormido durante ese sermón.  Hay silencio absoluto en esa sala de la corte.  El Sumo Sacerdote mira a su asistente.  Todos están estupefactos.  Estos ignorantes pescadores de allá lejos en el campo, están hablando con la misma autoridad con la que  hablaba Jesús!  Se susurran y hablan entre ellos y llegan a un veredicto: "Muy bien, muchachos, los vamos a tratar bien esta vuelta.  Solamente les vamos a amenazar.  Pero nunca más vuelvan a hablar en el nombre de este Jesús!  Nunca mas ¿comprenden? "   "Sí, señores, oímos su veredicto, pero ¿piensan ustedes que les vamos a obedecer a ustedes o a Dios?"  Los religiosos ponen mala cara pero los dejan ir.  Una multitud de nuevos convertidos a Jesús están esperando a Pedro y a Juan.  Ellos reportan el veredicto ... y dicen: "Oremos".  Ahora miremos de nuevo su oración escrita arriba.


Aplicación:  ¿Cuánto hace que yo he orado esta oración con ese mismo fervor?  ¿Cuánto hace que yo reuní a un grupo para orar?  ¿Cuánto hace que el edificio de la iglesia se sacudió bajo el poder del Espíritu Santo?  ¿Cuánto hace que tuvimos una reunión de oración que nos inspiró a salir corriendo a la calle a predicar a Jesús valientemente?  Regresemos a la reunión de oración.  ¿Será necesario que Dios permita que estemos encerrados tras las rejas como Pedro y Juan, para que regresemos a orar en grupo?  


Oración:  Sí Señor, Tú me estás hablando a mí, no solamente a "ellos".  Mi corazón clama por una renovación del Pentecostés en mi vida y en nuestras Iglesias de las Asambleas de Dios.  Parece que nos hemos olvidado cómo orar juntos.  La mayoría de nuestros niños y jóvenes nunca han experimentado una poderosa reunión de oración.  ¿Adónde vamos, Señor?  Haznos volver y buscar Tu milagroso poder.  Luego envíanos a predicar Tu mensaje con valentía.  Amén.  


Rafael.